Dicen que en Barcelona las mejores historias empiezan cuando cae el sol. Cuando la ciudad se tiñe de tonos dorados, las fachadas se iluminan y la brisa del Mediterráneo recorre las calles. Y si algo distingue a la Ciudad Condal, es su manera de disfrutar los atardeceres: con buena música, un cóctel en la mano y la ciudad extendiéndose bajo tus pies. Porque, ¿quién puede decir que no a un plan así?