La mejor gastronomía de invierno si viajas a Barcelona (y dónde saborearla!)

Para los que buscan una Barcelona menos bulliciosa pero igual de auténtica y encantadora, tenemos una combinación de palabras secreta: viajar en invierno. En esta ciudad, donde la arquitectura modernista se mezcla con edificios contemporáneos, se esconde un paraíso gastronómico que cobra vida especialmente en esta época el año.

La capital catalana, conocida por su imbatible vida cultural y artística, también es un destino culinario por excelencia (quien ha probado un buen chocolate con churros para merendar, lo sabe) más aún durante la estación más fría del año. Es ahora cuando los sabores intensos y los platos reconfortantes se convierten en los auténticos protagonistas de la temporada, ofreciendo una experiencia gastro tan rica y variada como su propia historia.

Cuando bajan las temperaturas en Barcelona, aparece en la mesa y en los menús de sus restaurantes locales una variedad de platos que calientan el alma. Los mercados de la ciudad se llenan de productos de temporada, desde setas silvestres hasta verduras de raíz, que son la base de muchas recetas tradicionales catalanas. Un paseo por estos mercados es una introducción perfecta a los sabores de invierno de la ciudad. Es el momento perfecto para probar delicias como la "escudella i carn d'olla", un estofado rico y abundante que combina carnes variadas, embutidos y legumbres, perfecto para los días más fríos. Otro plato que no puedes perderte es la "butifarra amb mongetes", una sencilla pero deliciosa combinación de salchichas y alubias blancas, cocinada a la perfección con hierbas y especias locales.

 

Los "canelons", una versión catalana de los canelones, se rellenan con carne asada y se cubren con bechamel, siendo un plato esencial en las mesas durante las festividades de invierno (pero cuyo sabor dura más allá de la Navidad). Los "calçots", cebollas tiernas asadas en brasas y sumergidas en salsa romesco, no solo son un manjar, sino también parte de una tradición culinaria y social única. Para los amantes de los mariscos, la "zarzuela de pescado", un guiso rico y aromático lleno de pescados y mariscos locales, es una experiencia imprescindible. Y para terminar, nada como un "crema catalana", la versión local de la crema brûlée, para endulzar el paladar.

En este contexto, el hotel Pulitzer Barcelona se convierte en un aliado gastronómico en sí mismo. No solo por su localización, rodeado por algunos de los restaurantes más buscados de la ciudad, sino porque en las entrañas de su planta baja, y alejado del bullicio, se esconde The Greenhouse, un oasis de calma y sabor. Con la reapertura de este restaurante se ha presentado una nueva propuesta gastronómica enfocada en productos de mercado y proximidad, perfectamente alineada con la filosofía gastro que define Barcelona.

La carta de The Greenhouse es un tributo a la frescura y calidad de los productos locales, fusionando la tradición con un toque moderno. ¿El denominador común? Un producto de primera calidad que garantiza el sabor auténtico de los ingredientes en cada bocado.

Desde los entrantes, como las croquetas de gamba roja, hasta platos principales de verduras de temporada, como la calabaza asada con quinoa, kale y yogur especiado, cada elección es una celebración de los sabores autóctonos.

La sección de pescados es un despliegue de frescura y creatividad, con platos como el suculento rape en suquet con gambas de la costa. Para los amantes de la carne, el steak tartar de vaca es una elección irresistible. Y para aquellos que buscan algo diferente, platos como la pasta gratinada con butifarra y queso Compté ofrecen una deliciosa fusión de sabores. El menú de mediodía, disponible de lunes a viernes, es una opción ideal para disfrutar de una comida equilibrada, saludable y sin preocupaciones.

Finalmente, los postres en The Greenhouse son el broche de oro de esta experiencia cinco estrellas. Delicias como la tarta de queso azul al estilo vasco y la torrija con helado de turrón y pecán son el broche de oro para una comida inolvidable. En The Greenhouse cada plato cuenta una historia y cada bocado es un recuerdo de Barcelona que te llevarás contigo.

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